Para el profesor y biólogo evolutivo Simon Conway Morris, de la Universidad de Cambridge, los extraterrestres se parecen a los seres humanos y pueden haber evolucionado en algunos de los muchos planetas similares a la Tierra ya descubiertos por los astrónomos.
En el libro “Las Runas de la Evolución”, el académico se basa en el principio de evolución convergente, en el que diferentes especies evolucionan de forma independiente con características similares.
Este es el caso de las similitudes encontradas en la estructura de los ojos de un pulpo y un ser humano y, para él, esto no es exclusivo de la Tierra.
«El libro realmente intenta mostrar al mundo cómo la convergencia evolutiva es completamente ubicua. Dondequiera que mires, puedes verla», dice Morris, señalando que el campo se está volviendo cada vez más popular.
Explicó que ciertamente no es cierto que todos los planetas como la Tierra tengan vida, y mucho menos humanoides. Pero, si hay una planta elegante, se parecerá mucho a una flor. Si hay una mosca, sólo hay unas pocas formas en que podrían existir. Si un animal tiene que nadar como un tiburón, también hay pocas maneras de hacerlo.
Morris menciona la famosa paradoja puesta en duda por el científico Enrico Fermi, quien se pregunta por qué los extraterrestres aún no han establecido contacto. Morris cree que, si va por buen camino, la probabilidad de que la inteligencia esté evolucionando y participando activamente en algún tipo de expedición transgaláctica no parece estar completamente fuera del ámbito de lo posible.
«Lo que Fermi no sabía cuando hizo la famosa pregunta es que el número de planetas como la Tierra es ahora absolutamente gigantesco. Más problemático es que muchos de ellos se encuentran en sistemas solares mucho antes que el nuestro. En principio, tendrían una ventaja de cientos de millones, si no miles de millones de años», afirma Morris.
Para él, a pesar de todas las pruebas de que la vida terrestre está aislada, esta no es una cuestión cerrada: «Sinceramente, no lo sé. Mi sospecha es que sólo hemos empezado a arañar la superficie de la realidad».
