Tradicionalmente, la aparición de un cometa siempre se ha considerado presagio de alguna catástrofe.
Un evento celeste sobre Tenochtitlán (actual Ciudad de México) años antes de la llegada de los españoles parece haber presagiado el fin de un imperio.
«Un presagio desastroso se mostró en el cielo. Uno como una oreja de fuego, otro como una llama de fuego, otro como la aurora: parecía como si atravesara el cielo».
Según consta en el relato español, el hecho habría ocurrido en el año 1517 y habría durado un año contando desde el inicio del año en el calendario azteca.
Luego de ser informado sobre el fenómeno, el emperador Moctezuma II habría visto aparecer el cometa a medianoche, con esa cola tan hermosa y tan resplandeciente, quedó sorprendido y tan asustado que en ese momento pensó que lo matarían.
Los astrólogos y adivinos del Tlatoani (título de gobernante de Moctezuma) no pudieron dar una explicación al cometa.
Entonces, Moctezuma llamó a Nezahualpilli, rey de Texcoco, quien aclaró que se trataba de un presagio: «muchos días han pasado desde que aquella estrella apareció en el cielo con ese brillo. Grandes calamidades y desgracias habrá en todas nuestras tierras; habrá No quedará nada. Habrá innumerables muertes».
Cuenta la historia que cuando la noticia de este cometa llegó a todas las provincias, fue tanto el miedo y terror de la gente que todos los días al amanecer se reunían y sus gritos eran tan fuertes que se elevaban al cielo y parecía que el mundo se estaba acabando y el fin se acercaba.
El cometa fue el primero de ocho terribles presagios que habrían anunciado la llegada de los conquistadores españoles.
El encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortez, jefe de las tropas españolas, tuvo lugar en noviembre de 1519 y fue el principio del fin para los aztecas.
La relación comenzó siendo amistosa, pero luego se convirtió en una batalla sangrienta. Con la muerte de Moctezuma en junio de 1520, los aztecas se rebelaron contra los españoles.
Cortés ganó, se apoderó del oro de los aztecas, enterró templos y destruyó la ciudad de Tenochtitlán en 1521, poniendo fin al poderoso Imperio azteca.
