
Detrás de su apariencia inmóvil e imperturbable se esconde una vida secreta y extremadamente compleja que el reino vegetal ha sido capaz de desarrollar sin levantar los pies del suelo.
Las plantas son capaces de repartirse los recursos y mediar en los conflictos que surgen con la vida en sociedad, cada hoja y raíz colabora para un análisis detallado del entorno, capaz de captar señales que nuestros sentidos nunca serían capaces de percibir.
Las hojas necesitan sol y las raíces requieren sombra y agua fresca. Cuando el espacio es tan importante, es necesario organizar la convivencia y para ello, las plantas han desarrollado un lenguaje propio, transmitido a través de sustancias químicas en las raíces que sirven para advertir a toda la plantación de los peligros en las cercanías.
Si la firma química de una planta es diferente a la secretada en las raíces de la mayoría, su presencia es denunciada a toda la plantación que se niega a ceder el paso a la planta desde el exterior.
Están constantemente monitoreando la fuente de agua más cercana, la duración de los días, la calidad de la luz y qué tipo de microorganismos viven cerca y son capaces de identificar compuestos volátiles, producidos por el metabolismo de los microorganismos, como si fueran perfumes. Gracias a este olor, imperceptible para nosotros, saben cuándo hay hongos y bacterias cerca.
Los árboles grandes, como los manzanos, exhiben respuestas de defensa cuando son atacados por insectos. Liberan moléculas aromáticas en el aire, perfumes que atraen a las aves de la región, haciendo que los insectos sean devorados por las aves.
Alrededor del 10% de las plantas con flores producen látex. En los árboles de higuera y caucho, esta sustancia lechosa se usa para reparar heridas en el tallo, como un pegamento quirúrgico. Pero en los arbustos y suculentas del género Euphoria, el látex producido tarda mucho en secarse y endurecerse, lo que lo hace útil como mecanismo de defensa contra los insectos, que quedan atrapados en el líquido viscoso y no pueden moverse, por lo que la planta libera veneno, que se propaga a través del látex como una gota de tinte en el agua.
La familia de los cereales, como el trigo, el arroz y el maíz, tienen semillas muy resistentes que pueden perder el 95% del agua de sus células y sobrevivir y el ADN de cualquier planta aún conserva las propiedades que aún tenían como semillas en forma latente.
Algunas plantas pueden soportar una deshidratación intensa durante meses e incluso años, y a la menor señal de agua, reviven en cuestión de horas. Por esta hazaña, se les llama Resucitadores.